Desarrollo del lenguaje en la edad preescolar
Fundamentalmente,
María Olivia Herrera y otros, tratan
sobre el estudio de los niveles lingüísticos de niños clasificados como de
extrema pobreza, a través de diferentes trabajos analizados sobre la
adquisición del lenguaje en el preescolar.
Estos
autores, hacen un estudio del lenguaje de los niños pobres, más específicamente
comparando el desarrollo del lenguaje de
los niños pobres que asistían a jardines infantiles con los que permanecían en
sus casas. Lo que dio como resultado que la pobreza afecta negativamente el
desarrollo del lenguaje infantil.
A
través de esta lectura los autores nos comentan, como el educador puede jugar
un papel trascendental en la vida de un niño, desde esta perspectiva. Ya que hoy
en día comprobamos que, a nivel escolar, hay una proporción mayor de fracaso,
atribuida, a lo menos en parte, a un desarrollo lingüístico diferente al
esperado por la escuela.
De
acuerdo a la teoría de Bernstein (1977), en relación a los códigos
lingüísticos, las madres de los estratos bajos son portadoras de un código
“restringido”; dado que el sistema educacional funciona con código “elaborado”,
el niño de estrato socio-económico bajo estaría en desventaja en cuanto a su
desempeño escolar. Si aceptamos la posición teórica contemporánea, que sostiene
que el niño entra en la cultura dominante a través de la interacción
comunicativa con un usuario más competente del lenguaje, comprenderemos la
importancia del rol que le cabe al educador en el centro educativo preescolar.
Tal
vez, en cierto punto estos autores tienen razón, en decir que las familias
influyen en el desarrollo del lenguaje de los niños. Ya que se ha detectado que la educación,
tanto del padre como de la madre, es decisiva: los niños con padres con mayor
educación tienen mayor avance en vocabulario.
En esta
investigación los autores pusieron a prueba a los niños, mediante unas pruebas
que se les realizaron para analizar a través de los diferentes niveles
lingüísticos y detectar los problemas más frecuentes dentro de esta población.
En el
primer caso, se realizó una prueba de vocabulario mediante un test de
vocabulario en imágenes (Echeverría, Herrera y Vega, 1987), prueba que mide
comprensión léxica en niños entre 2 y 16 años de edad. Los niños estudiados y
que viven en situación de pobreza, se encuentran en más del 90% bajo la norma
esperada, al inicio del año escolar. Es importante destacar que, al término el
año, los tres grupos de niños avanzan en comprensión de vocabulario; sin
embargo este avance es significativamente mayor en los que asisten a un centro
educativo, cualquiera sea su modalidad.
Otro
nivel investigado fue el sintáctico, se
hizo un análisis en grupos de niños entre 1.8 y 2 años, donde se detectó
que éstos emplean con más frecuencia holofrases y frases, mientras que niños
algo mayores, de 2.8 años, utilizan mayor número de oraciones (43% frente al
12% de oraciones en los más pequeños.
Estos
resultados nos señalan una superioridad sintáctica directamente relacionada con
la edad de los niños. Aquí se detectó
que la variable socioeconómica pareciera no influir, a lo menos en
preescolares, en el nivel sintáctico.
En el nivel pragmático, El modelo aplicado permitió establecer que el
niño emite gran diversidad de formas superficiales, con funciones profundas
distintas a las del estándar adulto; por ejemplo, formas imperativas de
superficie tienen, para el niño de esta edad, funciones apelativas; o puede
formular preguntas con función retórica. Se observó una diferencia: los niños
del grupo de nivel socioeconómico “alto” emitieron negaciones en forma más
categórica, con un valor interpretativo imperativo, comparados con los niños
del grupo “bajo”. Estas diferencias presentaron significación estadística.
Ya en
el nivel paralingüístico, que fue el último nivel de análisis lingüístico que
se abordó y se refiere a la
“comunicación no verbal” (CNV). La importancia funcional que este tipo de
comunicación tiene, desde una perspectiva lingüística general, es especialmente
notoria en las primeras etapas de desarrollo evolutivo. El lenguaje gestual o
paralenguaje, no sólo cumple con una función reguladora de la intención verbal,
al igual que lo hacen diversos rasgos prosódicos, sino que además esta función
de control se traduce en marcas de mayor o menor intimidad entre el emisor y el
receptor en el proceso de comunicación oral, como también se le atribuye un
valor convencional de tipo social y afectivo en la expresión de emociones y
sentimientos.
Un
punto importante que toman estos autores, es que a través de esquema que estos
diseñaron, se logró identificar patrones
gestuales desde el punto de vista lingüístico como apoyo a la comunicación
verbal, como por ejemplo: función fático-conativa “contacto visual, sonrisa,
abrir los ojos, mirar”; función deíctica
para señalar objetos: gestos con “dedos, codos, manos y brazos”; función
interrogativo-dubitativa “levantar cejas, abrir ojos, arrugar frente y fruncir
ceño”; función informativo- declarativa “movimientos de cabeza”, entre otros.
Lo esencial de este trabajo es que se logró establecer un esquema de funciones generales y
lingüísticas que podrían ser de utilidad en otras descripciones analíticas en
este campo de investigación.
Yo
siempre he tenido claro el papel que juega tanto docente, como familia en el
proceso del niño. Mediante esta investigación se logró comprobar el papel que juegan tanto la madre del niño
como la Educadora y la Asistente, como agentes estimuladores y facilitadores
del lenguaje infantil.
En
general, esta investigación se centró en
la comparación que hicieron los autores, de tres grupos de niños pobres, en un
período de siete meses, que asistían a jardines infantiles convencionales y no
convencionales, y que no asistían a jardín alguno, detectamos que los tres
grupos progresaron en su desarrollo del
lenguaje; este avance es significativamente más alto en los niños que asisten a
jardín infantil, cualquiera sea su modalidad, comparados con aquellos niños que
permanecen en sus casas.
Claramente
los resultados logran arrojar, que si el
adulto de sala está convencido que juega un papel decisivo en el desarrollo del
lenguaje de sus niños, también estará convencido que debe encontrar estrategias
adecuadas para ofrecer interacciones lingüísticas significativas a cada uno de
sus niños, especialmente a aquellos que más la necesitan.
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